Fue enterrar la pistola antigua del abuelo.
Encender los libros que pudieran rebelarse.
Desteñir la oveja oscura y adaptarse
a un Guernica de cuerpos destrozados.
Fue encerrar con puertas blindadas y cadenas,
recubrirlas de rocas y cemento,
a las ideas diferentes, al pensamiento
que ellos querían juzgar revolucionario.
Fue el silencio crecido en los miedosos.
Fue nohagasdigasnada considerado subversivo.
Fue secuestrar a cualquier militante activo
o sospechoso o cercano a un sospechoso.
Ahora treinta mil ladrillos y el recuerdo
quiere abrirse sin soldar la herida.
Ahora son héroes contra el homicida,
son patria destrozada por la historia.
©Carmiña Candido Daverio para “Crecer en el intento”
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